Siempre he oído lo del jet lag pero tampoco le había dado mucha importancia. Hasta este momento.
Ya sé lo que es y lo que significa. Lo que es, una tajá como un piano pero sin haber bebido ni gota y lo que significa, que se acaban haciendo muchas tonterías.
Llegué a las 6 de la mañana a Sydney, bueno, al aeropuerto. Cuando ya cogí mi maleta me fui a coger el tren que me lleva a la ciudad. La primera impresión, como casi siempre que viajas al extranjero y tienes que coger el tren o el metro en el aeropuerto para ir a la ciudad. Gallardón es un santo, por mucho que diga la Espe. 2 euros de Barajas al mismo centro de Madrid. Aquí, que no tardé ni 10 minutos, unos 11 euros al cambio. Ahí es nada.
Cuando salí de la estación en pleno centro de la ciudad, ya estás raro, y no lo digo por estar en un sitio nuevo. Lo digo porque no había cambiado mi reloj. Para mi reloj y mi cuerpo eran las 10 de la noche del viernes. Cansado como nunca después de más de un 1 dia de viaje. Pero fuera, sobre las 7 de la mañana del sábado hacía un sol de cojones, brillaba como sólo brilla en las mañanas de verano, vamos lo que era en Sydney.
Pues eso, con mi cuerpo escombro con ganas de acostarme tuve que cambiar el chip y decirme, Antonio, piensa en los pastilleros de la ruta del bacalao y “palante”. Sí, si, aunque las únicas pastillas que tenía en mi mochila eran omepraxol. Y aunque me las hubiera tomado todas, el cansancio no se iba a ir, eso sí, como en el chiste, pero el estómago lo iba a tener de puta madre.
Me fui al hotel (por llamarlo de algún modo) que tenía reservado desde Madrid. Prueba irrefutable que las cosas hay que prepararlas con tiempo y no se pueden dejar para la última noche. Pues eso, que el hotel era donde rodaron la primera película de Harry el Sucio. Cuando llegué a las 8 de la mañana pregunté si podía dejar la maleta hasta que pudiese acceder a la habitación (que alguien me explique por qué siempre hay que dejar la habitación supertemprano y cuando tú la necesitas no la tienen disponible hasta las 2 del mediodia, y lo que es peor, cuando ya llevas algún dia alojado en tu habitación la limpian por la tarde o te joden la siesta con el aspirador por los pasillos). Me fui a la habitación donde guardan los equipajes y cuando la vi me dije, “no sé si aquí han matado o violado a alguien, pero si así tienen este cuarto, cómo estarán otras dependencias del hotel”. Pasé al plan B inmediatamente, que quiere decir, buscar un McDonald´s rápido con acceso a wifi gratis, y allí me teníais, a las 8 y media de la mañana pidiendo una hamburguesa con patatas (no tienen ni ensalada, y ya sabéis que los donuts y similares los tengo prohibidos). Aparte de mi, del cajero y del cocinero, un borracho, nadie más. Busco un hotel, a precio de oro, y anulo el que tenía reservado.
Llego al nuevo hotel, me ducho y me dispongo a dar un paseo por la ciudad. ¿pero a dónde vas hombre de dios? Que son las 5 de la mañana por mucho sol que haga fuera. Imagínate que sales por Madrid a las 5 de la mañana, con tu cámara a cuestas, tu pantalón corto y unas ojeras que tuve que enrollar como una alfombra para no pisármelas.
Después me acosté un poco la siesta. GRAN ERROR. No podía despertarme, por más que quisiera. Dios que alguien me saque de aquí. Y cuando salí me dolía la cabeza horrores. Pero salí, por huevos. Y cuando volví por la noche me dormí al instante, pero a las 3 horas como zombie. Y así más o menos voy adaptándome. Menos mal que el hotel está como si dijéramos en Sol, que siempre hay alguien en la calle por lo que no desentonas nada. Los yonkies con su mono y yo con mis ojeras.
Seguiremos informando.
Ciao
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