sábado, 13 de marzo de 2010

SYDNEY, MEZCLA RARA

Cuando llegas a la estación central, la sensación es rara. Sydney es algo conocido. Las calles del centro son todas de rascacielos. Nueva York pero algo más pintoresco, sobre todo porque entre tanto edificio alto te encuentras los típicos edificios de 2 ó 3 plantas como mucho, de estilo victoriano como los de Londres (segunda ciudad a la que me recuerda).
No quiero parecer un snob (aunque sé que va a ser inevitable al escrutinio de mis allegados), porque la otra ciudad a la que me recordó es a Sao Paulo. Porque aunque parezca mentira muchos de los rascacielos no son de oficinas sino de apartamentos con sus terrazas. Menos mal que son modernos y los tienen cuidados porque si fuese España estaban la mitad con los balcones con cierres de aluminio, cada uno de un color, lo aires acondicionados en la terraza, la bicicleta del niño y hasta la jaula del canario del abuelo, por no nombrar la bombona de butano.
El simil con Sao Paulo tampoco es casual. Son ciudades un poco gemelas, en poco más de 200 años han pasado a ser superurbes. Los edificios de más de 100 años parecen del “románico australiano”.
Otra cosa que me ha llamado la atención es el metro monorraíl. Un metro casi de juguete que va en un rail a unos 7-8 metros por encima de las aceras. Imagínate, en otros sitios tu casa tiembla cuando pasa el metro por debajo y aquí pasa por tu balcón (si vives en el 2º, por ejemplo).
Los coches, casi la mayoría japoneses, pero en contra de lo que me imaginé al principio, el resto son todas marcas europeas. Yo que pensaba que esto era yankilandia en cuestión de motor. Pues no, me equivoqué. Ah, otra cosa, los canis son universales, sus chandals, sus cabezas rapadas y quemando rueda en los semáforos. Lo que no he podido distinguir es qué clase de Camela escuchan aquí.
Y, por último, la gente. Mezcla, lo que se dice mezcla, no es el término adecuado. Esto es el REBUJON PADRE. Sí, muchos rubios y descendientes de ingleses, pero asiáticos a montones (no sólo chinos, que los hay y muchos, me refiero a filipinos, indonesios, coreanos…) y también de las islas del pacífico (tipo Tahití). Uno no se cansa cuando camina por la acera. Las caras y rasgos cambian casi a cada metro. Y como en Brasil, también la mezcla hace que haya auténticas bellezas de rasgos exóticos.
Si te sales un poco del centro y te vas a Surry Hills te das cuenta de lo que sería esta ciudad hace 60 ó 70 años. Casi todas las casas iguales, como si fuesen adosados, de 2 plantas, con rejas de y balcones muy “platerescos”. Pensaba que era en ese barrio, pero no, también en Melbourne hay muchas casas así. En estos barrios también te das cuenta que a sólo 30 minutos caminando desde pleno centro te metes en “provincias”. Un dato curioso, los uniformes de los colegios. El de los chicos casi similar al de los privados en España (su pantalón corto y su jersey de pico), sin embarogo, el de las chicas varía, porque es de una sola pieza, con solapa y todo (para que os hagáis una idea, como el de las chicas de servicio pero a cuadros). Lo más llamativo, los niños pequeños van todos con su gorro TIPICO AUSTRALIANO, con el escudo del colegio.
De la comida hablaré en el siguiente (el periódico sólo me paga por artículo escrito, así que si lo hago todo en uno, sólo cobro por uno).
Agur, hasta el próximo.

1 comentario:

  1. ¿Cómo pasas de puntillas por un comentario como "también la mezcla hace que haya auténticas bellezas de rasgos exóticos"? Queremos más, fotos a ser posible.

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